sábado, 19 de noviembre de 2011

Uyuni: Tres Días de Aventura en el Salar más Grande del Mundo.

Salar de Uyuni



En los sin fines del altiplano boliviano existe un lugar mágico, un lugar magistral: Uyuni, un pueblo ubicado al sud oeste de Bolivia en el departamento de Potosí, es el lugar perfecto para alejarse de lo urbano, de los ruidos, las luces y el estrés de la ciudad.

En lo más profundo de Uyuni, a una altura de 3.700 metros sobre el mar, se extiende el más grande depósito natural de sal del mundo: el salar de Uyuni. Se trata de uno de los paisajes más increíbles de la tierra, una extensa capa blanca que abarca miles de kilómetros que se alarga sobre un desierto inmenso, haciendo de Bolivia un paraíso natural.

Hasta hace unos 40.000 años el territorio del actual salar de Uyuni, estaba cubierto por el lago Tauca que por evaporación dio origen al salar de Uyuni.

Estación de trenes Oruro- Bolivia
PREPARAMOS Y EMPRENDIMOS NUESTRO VIAJE…

Planeamos el viaje un mes de anticipación. Con la licenciada Susy Portillo a la cabeza y mis compañeros de historia, nos embarcamos en la idea, con unas ganas enormes, de hacer realidad este viaje.

Y es que fueron muchos los inconvenientes, el tours era muy caro, las fechas tuvieron que posponerse por el surgimiento de acontecimientos que no se veían venir, bloqueos el día de partida, pero nada fue impedimento para las ganas de realizar esta aventura.

Llegó octubre 26, amaneció y dije ¡que emoción! me voy a Uyuni, efectivamente era el día del viaje.  Eran las 11:30 cuando partió el bus de la terminal en Cochabamba y las 15:00 al llegar a nuestra primera parada: Oruro. En Oruro apenas estuvimos un par de horas, tiempo suficiente para ir a disfrutar de un exquisito plato tradicional, el charquekan. Era necesario recargar energía para lo que se nos venia. Por consiguiente llegamos a la estación de trenes, -¡sí!- era mucha la emoción de saber que nuestro próximo destino era Uyuni.



¡Y LA AVENTURA COMENZÓ!: PRIMER DIA.

Cementerio de trenes
02:00 de la madrugada y llegamos a nuestro destino, el frio era inmenso, demasiado. Pero con la emoción, los ánimos y las ganas ni el frio nos ganaba. Llegamos y nos registramos en el hotel, no estuvimos hay más de 6 horas, a las 08:30 nuestro tours comenzó. Seguido de un delicioso desayuno en el pueblo de Uyuni, empezó nuestra aventura al embarcarnos en el auto 4x4 que la agencia de tours nos tenía preparado.

Hicimos nuestra primera parada, el cementerio de trenes  “un lugar olvidado”, a decir verdad ni tan olvidado por que a nuestra llegada eran muchos los visitantes que el lugar tenía. Máquinas gigantes oxidadas de más de un siglo, contemplados por miles de turistas de todos los rincones del mundo, desde norte americanos hasta asiáticos, en un escenario inmensamente desierto.

El turno fue para Colchani, un pueblito ubicado a las faldas del salar. El punto donde los visitantes del lugar compran los recuerdos de su viaje. Llaveros, llamas, cofres y otros artefactos todos hechos a base de sal, son algunas de las cosas que se pueden encontrar en este lugar, además de banderas, chompas, guantes y otros utensilios más.

Procesadora de sal 
Y llegamos al maravilloso salar, era impresionante ver tanta sal junta conformando un panorama tan fuera de lo común. Era como un mar, infinito, pero con una textura completamente blanca.

 Comenzamos en la procesadora de sal, pasamos por los ojos de sal y nuestra gran  parada fue en el hotel de sal, una completa maravilla. Al aproximarnos al hotel resaltaba una urna o algo parecido en su centro banderas de todas partes del mundo, Venezuela,    Estados Unidos, Korea, eran algunas de ellas. Bajamos del auto y nos aproximamos al hotel, a las afueras había una piscina, en su interior todo un museo a base de esculturas todas echas en sal, un verdadero atractivo.

Llegó el medio día, al darnos cuenta todo a nuestro alrededor era blanco. El azul del cielo se fundía con el blanco piso que daba la sensación de un espejo al que los rayos del sol iluminaban. Horas y horas de recorrido, donde lo único visualisable era una inmensa capa blanca totalmente desierta; pero así, en medio de un blanco interminable llegamos al siguiente destino: la isla de pescado o más bien conocida isla incahuasi.
En la isla incahuasi los cactus eran el atractivo principal. Cactus milenarios, de todos los tamaños y de todos los gustos, sillones de piedras, rocas corales, adornan toda una montaña en medio de un fundido blanco que provocan una infusión de asombrosos e inimaginables paisajes en medio de la nada.  Y ya era hora del almuerzo, ¡hummm! la quinua estaba deliciosa.

Fue así como el fin del día llego. Con una mezcla de colores en el cielo nos despedimos del salar, algo mágico, casi indescriptible, la belleza era absoluta.

En Atolcha una comunidad donde la luz eléctrica no existe y se vive a base de un panel solar, descansamos. Un lugar perfecto para contemplar las estrellas y admirar la belleza de nuestro planeta.


SEGUNDO DÍA:
Rocas a mitad de camino
Amaneció y comenzó nuestro segundo día. Miles de kilómetros y muchos lugares por ver, las ganas eran las mismas, la expectativa fue totalmente satisfecha. 

Llegamos a San Juan, nuestra primera parada del día. Ya eran más de 4.000 más cerca de las estrellas, de pronto volcanes, cerros de diferentes colores empezaron a hacer presencia, a lo lejos la laguna CañapaCharcata, la Onda, escenarios de ensueño, al igual que la laguna Cañapa, no son más que un verdadero epicentro de flamencos rodeados de los majestuosos y centenarios volcanes Lukan, Callahue, Wayllajaira.

Laguna edionda
Finalmente llegamos a la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo 
Avaroa. En medio del desierto el árbol de piedra nos recibió. En el hermoso cielo tinturado entre naranjados y amarillos en el profundo azul, el sol empezaba a ocultarse provocando en la laguna colorada una especie de lugar utópico pero real.
Árbol de piedra

Otra comunidad fue nuestro lugar de descanso. Tan solo dos horas de electricidad, sin calefacción, sin señal telefónica, realmente impresiona la felicidad y tranquilidad de las personas que viven en estos lugares.



Laguna colorada
Tercer día:

Geisers
05:00 a.m y casi por partir. Los geysers, a una altura casi asfixiante 5.000 msnm, nos esperaban.  - ¡Que manera de darle la bienvenida al nuevo día!-  Mucho humo, mucha peste, pero hermoso y fascinante. Y es que las montañas en su cima tienen su propia maravilla.

Con mucha ruta por delante seguimos nuestro camino. En medio del desierto y con  kilómetros y más kilómetros por recorrer. Pero media hora fue suficiente para contemplar un escenario que reunía montañas, flamencos, goleros, palomas, un inmenso lago y muchos, muchos extranjeros. Un paisaje soñado, acompañado por el calor que las aguas termales producían.

Cientos de personas emigrantes disfrutaban de las aguas termales, agua caliente en medio de los lugares más fríos del territorio nacional. Y es que las personas no eran las únicas que las disfrutaban, ésta ves eran aves silvestres, goleros, palomas quienes presenciaban y seguían logrando el paraíso.

De pronto, casi llegando al medio día una mancha verde en medio del desierto de Sioli con el gigante volcán Licancabur como fondo se revelo contra nosotros. La laguna verde se interpuso en el camino, anunciando que nuestro viaje estaba llegando a su fin.

            
Aguas termales
Laguna verde

A nuestro regreso fueron casi 10 minutos los que disfrutamos al darnos guerra con el hielo que encontrábamos al pie de las montañas que rodeaban nuestros recorridos, definitivamente, escenas para no olvidar.

Llegamos a Villamar, la última localidad en nuestro recorrido. Disfrutamos el último almuerzo de nuestro tours. Tomamos el camino de nuestro regreso, Uyuni esperaba por nosotros.  Pero antes de llegar allá el valle de las rocas fue nuestra última detención. 

Valle de las rocas

Y NUESTRA AVENTURA ESTABA LLEGANDO A SU FIN…

Y seguíamos recorriendo kilómetros en nuestro tercer día, ya estábamos cansados pero desde nuestro retrovisor admirábamos las minas de San Cristóbal, la ciudad perdida y algunas otras comunidades. Finalmente llegamos a Uyuni.

Ya en Uyuni, fue hasta media noche que esperamos el tren que nos devolvería a la realidad, el que nos traería de vuelta a casa.





Sin duda alguna existen lugares mágicos, asombrosos, fantasiosos, indescriptibles en este mundo. Bolivia, Uyuni es uno de ellos.  

















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